Telecamellar feliz: ¿mito o realidad?

Estilo de vida

El primer día del teletrabajo te levantaste de la cama, aún en pijama y agradeciste por el trancón que estabas evitando. A los pocos minutos sonó la alarma: tenías el primero de siete millones ochocientos mil hangouts en los que has participado en lo que va de 2020.

En ese momento, aún no sabías lo que tenías por delante: cientos de horas de teletrabajo en confinamiento, en los que tendrías que arreglar los mismos problemas que suceden en una oficina, pero a distancia.

Ahora, tanta reunión te deja poco tiempo para trabajar: te agarran por sorpresa los fines de semana y las noches del viernes. Te vas quemando. La OMS, de la que hemos oído hasta el cansancio este año, le dice a esta situación El síndrome del Burnout o del Quemado.

Como este síndrome parece contagiarse a una velocidad tremenda, en esta entrada de Metidas de Plata queremos darte tres ideas que te ayuden a estar más cerca de la felicidad, aún en medio del teletrabajo. Tres ideas que no vienen huérfanas, sino con autores y libros detrás (que puedes comprar en línea con la Tarjeta Nequi), para profundizar en ellas.

Idea uno: Es posible ser feliz en el camello

Con felicidad laboral no nos referimos a un idilio de amor tipo telenovela de los 90, sino más bien al hecho de encontrar paz y tranquilidad aún en medio de un trabajo con muchos retos. Para hablar de esta idea, le pegamos una leída al libro, Felicidad a prueba de oficinas, de Sylvia Ramírez, abogada y máster en derecho administrativo, que ha sido destacada como una de los 20 líderes de opinión de habla hispana en el mundo, dentro de LinkedIn por la Revista Entrepreneur.

De Sylvia y su libro podemos aprender tres cosas básicas a la hora de buscar felicidad laboral. Aunque ella misma aclara que existen “oficinas que no están hechas para que uno sea feliz”, si habla de los requisitos para ser feliz laboralmente:

  1. Querer estar feliz en el camello:
    Parece obvio viéndolo por encimita… ¿Quién no quiere ser feliz en su lugar de trabajo? La pregunta casi ofende. Lo que nos aclara Ramírez es que no todas nuestras decisiones laborales son conscientes. El inconsciente, formado por lo que hemos aprendido a lo largo de la vida, también participa en la manera como nos sentimos. Tú puedes desear ser feliz, pero también ser adicto a sensaciones como el dolor (porque nos han enseñado que los grandes triunfos se cosechan con dolor o si no, no valen la pena), el estrés o el miedo. Incluso, puedes usar emociones pesadas como motor para sacar proyectos adelante. En palabras de Sylvia: “si usted se acostumbra (o si sigue permitiéndose vivir así —carburándose con dolor, con miedo o con angustia para elevar su desempeño), le está saliendo más costoso el collar que el perro”. Hay que buscar mejores emociones como motores del trabajo.

  1. Creer que se puede estar feliz:
    Esta es otra idea que parece obvia y en la que el subconsciente nos puede jugar una mala pasada. Aunque asistamos a muchos seminarios, webinars y eventos, nuestra visión del trabajo fue aprendida de lo que vimos en nuestros papás: el ejemplo de nuestra familia determinó gran parte de nuestra relación con el trabajo. ¿Cuál es esa visión del trabajo que aprendimos? ¿Aprendimos que se podía ser feliz allí? Si no es así, es hora de redefinir nuestras creencias sobre el camello.
  2. Dejar de jugar para la tribuna:
    O dejar de ser ese jugador del equipo al que siempre se la pasan, pero que nunca suelta la pelota. Dejar de sentirnos el nueve libre y empezar a trabajar con los demás.

Esta y otras ideas pueden servirte de ayuda en un libro que confronta muchas de las ideas que tenemos sobre ser feliz en nuestro camello. Lo consigues aquí en versión audio.

Idea dos: hay que enfrentar los temores

Hablando de emociones pesadas que nos sirven como motor, el miedo puede ser una de estas. Nos impide, por ejemplo, buscar otros camellos por miedo a quedarnos sin nada, decir lo que pensamos o liderar un proyecto o tarea.

Pensando en el miedo como obstáculo para la paz y tranquilidad laboral, le pegamos una ojeada a Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas, un libro testimonial y divertido, escrito por Amalia Andrade, para enfrentar nuestros temores al entender de dónde vienen y conocer cómo lidiar con ellos.

Algunas de las cosas que nos enseña este libro son:

  1. Define el miedo:
    Amalia toma como ejemplo a Freddy Krueger, monstruo que se metía en los sueños de sus víctimas. Pero no lo describe como un personaje siniestro… Va más allá y se imagina a un tipo al que le echaron té hirviendo en la cara cuando tenía trece años y por eso está desfigurado. Parece un juego, pero para saber a qué te enfrentas, es importante definir tu miedo y sus alcances, darle un nombre para saber que existe.
  2. Sácale toda la info a tu miedo:
    Haz de cuenta que te tomas un café o una cerveza con él. Si te animas, dibújalo para hacerlo consciente. En palabras de Amalia: “Si un miedo no puede ser articulado, no se puede conquistar”.

El libro es también un viaje por la historia del miedo a lo largo del tiempo. Un camino en el que el humor desarma al temor y en el que la empatía nos ayuda a entender que, cuando de miedos se trata, nunca estamos solos: todos le tememos a algo y todos podemos enfrentarlo. Si te enganchaste, lo puedes comprar aquí.

Idea tres: ojo con el estrés

Carlos Jaramillo es médico funcional. Su libro “El milagro metabólico” en el que habla sobre la relación de los alimentos con la salud, se ha vendido como pan (a que te reíste…) y se ha convertido en un referente de la alimentación. Jaramillo habla sobre otro enemigo que tiene que ver mucho con nuestro día a día: el estrés.

Algunas ideas que aprendemos en este libro para hacer más sencilla la vida laboral son:

  1. El estrés está subestimado:

En palabras de Jaramillo, “Se ha convertido en un problema similar al calentamiento global: sabemos que es cierto, pero no le prestamos la atención debida”.

  1. A todos nos estresa algo diferente:

Entenderlo es clave para actuar. “Lo primero que deberíamos hacer para “bajarle” al estrés, es comprender de qué se trata y cómo nos afecta de manera individual”. Dice el médico que: “lo que a usted le produce estrés, quizás a otras personas no les provoque la más mínima angustia”.

El libro es el comienzo de una conversación entre el autor y el lector, una charla encaminada a que podamos entender cómo el estrés nos afecta, no solo emocionalmente, sino también al nivel de nuestra salud, generando consecuencias en la relación con el camello, el ánimo, la moral y la vida misma. Lo puedes conseguir aquí.

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Esperamos que estas ideas, o la que te suene más, te ayuden a relacionarte mejor con tu entorno. Sabemos que las empresas tienen mucho por hacer en este caso… Pero los empleados también deben poner todo de su parte para lograr ambientes sanos en esta nueva realidad laboral.